Papá es un gigantón, mientras que yo soy muy chiquita. Al salir de la escuela, él siempre me espera para llevarme de vuelta a casa. Yo le miro desde el suelo, y me parece un gigante enorme y barbudo. Pero es el papá más bueno del mundo.
Cuando lo llamo, levanto las manos, las muevo y le hago muecas. Él me mira y sonríe. Es entonces cuando yo empiezo a saltar de alegría y felicidad.
El gigantón baja las manos con una sonrisa de oreja a oreja que jamás olvidaré, me sube hasta ¡arriiiiiiiba! y desde sus hombros puedo ver todos los árboles del parque.
¡Qué narizota tiene este gigantón! Ojos grandotes de color café. Dientes blancos que se ríen una y otra vez. Cabellos oscuros del mismo color que mi pelo. Toda su cara está cubierta por una larga barba castaña. Parece un nido de palomas alrededor de su boca sonriente.
El gigantón barbudo me lleva a cuestas sobre sus hombros. El roce de su barba y su pelo me pican, pero yo me siento muy feliz. Mi papá gigantón y yo nos vamos al parque y estamos listos para empezar a jugar. ¡Qué bien que lo vamos a pasar!
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Que lindo el cuento
Me recuerda a mi hija y su papá excelente .
Excelente!