«Baco» es un perro de grandes orejas, de espíritu aventurero; y «Chiripa» es su compañero de andanzas, el más revoltoso de la cuadra.
Ambos han crecido en el mismo barrio, desde muy pequeños salían a jugar al parque y regresar solo para comer.
Se la pasaban tan bien corriendo y ladrando que olvidaban a sus amos que preocupados siempre estaban. A pesar de todo Luna, una linda niña quien era la dueña de Chiripa, los recibía en casa con mucho cariño.
Un día encontraron un agujero entre los jardines del parque al lado de unos girasoles, intrigados se acercaron llenos de curiosidad. Sus narices atentas habían detectado unos huesos enterrados que presurosos empezaron a rescatar.
Qué buen botín descubrieron -¿Quién los habrá dejado aquí?- se preguntaban
Tenían que descubrir el misterio de los huesos en el parque.
Caminaron y preguntaron por todos lados, a perros despistados, gatos trasnochadores, palomas fugaces y por ahí alguna ardilla apresurada; pero nadie sabía quién enterró esos huesos.
-Pregúntenle a Don Pulgoso, el viejo perro que cuida la casa de a lado- Dijo un gato asustadizo que apareció en el techo y apenas podía ver.
Los dos amigos fueron a la casa que el gato erizado les indicó y encontraron a Don Pulgoso, un perro viejito de muchos pelos blancos y bigotes caídos.
-Buenos días Don Pulgoso, encontramos unos huesos escondidos en el parque ¿Son de Usted?- preguntó Chiripa
-¡Oh! al fin encontraron mi gran tesoro enterrado, con el paso de los años había olvidado donde los había guardado- Respondió Don Pulgoso
Baco y Chiripa se quedaron con Don Pulgoso a contarle cómo encontraron y lo buscaron por todos lados.
Luego de escucharlos, Don Pulgoso al ver esa gran amistad les contó algo más…
-Si buscan más abajo de los huesos, encontrarán muchas cosas más-
-¡Ese es mi gran tesoro!
-Muchos juguetes con los que de cachorro jugaba con mi amo y también con grandes amigos con los que compartimos muchas aventuras-
Desde ese día Baco y Chiripa regresaron al parque muy felices, recogieron todos los huesos y juguetes que encontraron y se los llevaron a Don Pulgoso que muy agradecido parecía ser un cachorro otra vez. Cada domingo vuelven a buscarlo para escuchar sus aventuras y reir con él, han conocido el valor de la amistad y que ésta dura para siempre.
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Me encantooo!! Cada noche leo un cuento de esta página a mi hija! Gracias por compartir!