Castillos de arena

Castillos de arena

-¡Serás mi fortaleza!- Exclamó María Paula después de terminar su castillo de arena, con torres y pasadizos que hacían para ella un mágico lugar en un día muy caluroso de playa. Ya era tarde y debía de partir a casa con su familia a descansar.

Pasó un cangrejo despistado que sombra le pidió, a lo que el castillo con mucha atención le entregó, -El mejor lugar es debajo de la puerta principal, ahí tienes mas espacio para la sombra bajo el sol- dijo el castillo.

Pasó una gaviota que cansada de volar se posó, -Puedes decirle a tus amigas que también pueden descansar sobre las torres y alrededor- dijo el castillo a la gaviota antes de verla volar.

Pasó una tortuguita de mar que buscaba un lugar donde anidar,-Excava muy abajo hasta donde puedas llegar- dijo el castillo; muy emocionado de tener a alguien a quien albergar.

Llegó la tarde y las olas de mar comenzaron a crecer, el agua comenzó a llegar cerca al castillo que valiente esperó, había recordado las palabras de María Paula antes de partir y a sí mismo se dijo -Seré una fortaleza-;

Fue una noche de luna llena, muchos cuentan que el mar embraveció. Llegó una nueva mañana y María Paula y su familia llegaron nuevamente a la playa a disfrutar.

Grande fue la sorpresa y emoción de mamá ver al castillo de arena resistir toda la noche de marea y estar aun levantada, -Haz construido una gran fortaleza- señalando su castillo que a pesar de la marea alta de la noche siguió manteniéndose en pie.

Brincos y más brincos alrededor hicieron del castillo de arena sentir un gran orgullo, ser la fortaleza, ser quien puede ayudar a quien pueda pasar y buscar sombra o cobijo en el lugar.


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