El dragoncito sin fuego sobre castillos y magia

El dragoncito sin fuego

Estaba triste un dragoncito, después de tanto jugar, tomó agua y todo el fuego que podía lanzar se apagó. Debía de esperar a que toda su garganta se seque.

Pasaba por ahí un caballero, Alonso se llamaba, el pony donde iba montado tenía una larga cabellera con armadura de plata y herraduras relucientes que sonaban desde el puente a la entrada del castillo.

El caballerito paró cuando al dragón sentado encontró, acercándose poco a poco, notó que el pequeño dragoncillo tenía abierta la boca tan grande que sus dientes grandotes se contaban de a cien y miraba al cielo justo directo al sol.

– Hola dragón ¿Qué haces mirando al cielo con la boca abierta?-
Preguntó muy extrañado el caballero que con su pony llegó.

-Estoy secando mi garganta, sin fuego me quedé porque agua tomé-

Sin mas ni más, Alonso el caballerito tomó una franela que en sus alforjas llevaba y al dragoncillo ayudó. Mientras ayudaba a secar un estornudo salió y vaya qué estornudo… el fuego del dragoncito otra vez funcionó pero a Alonsito lo chamusqueó.

Empezaron a reir, hasta el pony de una pata saltó. Jugaron un rato más hasta que la tarde llegó. Alonso el caballerito al castillo regresó, no sin antes despedirse del dragoncito que por un momento, sin fuego se quedó.


Escucha más cuentos en nuestros canal de YouTube: ContarUnCuento