la caja mágica

La caja mágica

¡Bruuuuummm! algo se cayó. Hay sonidos extraños en el cuarto donde guardamos cosas, es muy raro porque allí solo hay cajas de juguetes antiguos de mi hermano, algunas cosas de mamá y recuerdos del abuelo.

Vamos a explorar ese lugar- Dice Gonzalo, mi hermano curioso

-Mmmmm vamos- Respondo con un poco de miedo

Nos acercamos a la puerta y todo está oscuro, quizá encontremos ratones, arañas y monstruos como esos cuentos de papá.

Al abrir y entrar se oyen ruidos más fuertes, como si la cola de Baco, nuestro perrito, golpeara el piso de alegría, prendemos la luz y ¡Bruuuuuummm!, suena otra vez.

Se cayó una caja vieja delante de nosotros, no tiene nada dentro pero parece una muy antigua, tiene una etiqueta adelante, mi hermano que ya sabe leer dice: “Caja mágica

Nos quedamos un poco sorprendidos por la caja que se cayó y también por lo que dice -¿Una caja mágica?

Encontramos unos juguetes de Gonzalo, dice que ya no es un niño, que ya es grande y que por eso no juega con ellos, le digo que vamos a jugar, él refunfuñando acepta y nos ponemos buscar sus juguetes, hemos colocado un teléfono en la caja, unos soldaditos y un auto que él recuerda con mucho cariño, en la caja solo queda espacio para los dos, y cuando nos sentamos en ella algo mágico empieza a suceder…

La caja saca sus alas a los costados, unas ventanas adelante, nosotros con nuestros cascos y lentes, a nuestro lado aparecieron nubes, cielo, unas gaviotas que pasan volando… si ¡estamos volando!, Gonzalo es el piloto y yo miro todo lo que pasa alrededor, estamos pasando por un lugar donde hay muchos animales de la selva, jirafas, leones, cebras, elefantes, hipopótamos ¡Qué grandes son! hemos dado una vuelta al cuello de la jirafa manchada, ahora nos elevamos hasta las nubes blancas y empieza a llover, truenos, relámpagos y viento; nos agarramos con fuerza para salir de los remolinos, damos vueltas y casi mareados hemos escapado ¡Uf qué miedo! pero todo bien.

Es hora de aterrizar, llegamos a una pista larga donde hay otras cajas con alas, saltamos hacia afuera y otra vez nos encontramos en el cuarto donde guardamos las cosas que ya no se usan…

-Esta caja es mágica- y a pesar que siempre estuvo ahí, nunca le hicimos caso. Al igual que los otros  juguetes, no los debemos olvidar, están allí para hacernos acordar que siempre somos niños, aunque mi hermano se haga más grande, la caja mágica nos llevará por todos lados con solo desearlo.

-Leti, volvamos a subir otra vez- dice Gonza, ahora yo pienso en una pista de carreras de autos… ¡Miren, a la caja le salieron llantas!…


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