El rex sin cola

El Rex sin cola

En el valle de los dinosaurios vivía Rex, él nació antes de lo previsto por mamá dinosaurio y a medida que crecía, su colita de dinosaurio no aparecía; creció y creció y su cola ni se asomaba.

Esto hacía que Rex fuera un poco torpe al caminar y correr porque no podía mantener el equilibrio a falta de su cola.

Aunque todos sus amiguitos dinosaurios se preocupaban por él, Rex se sentía un  poco triste por no poder saltar y jugar tan bien como los demás, y cada tarde regresaba a su cueva mirando al suelo, a veces con unas lágrimas en sus grandes ojos que mamá y papá dinosaurio lo envolvían en sus largos cuellos para abrazarlo y darle confianza para crecer.

Un día pasaba por el lago un leñosaurio, un dinosaurio leñador que recogía tronquitos y ramas secas con las que hacía leña y los guardaba para el frío invierno que pronto llegaría.

Al darse cuenta que a Rex le costaba correr y saltar, llegó esa tarde donde mamá dinosaurio y le ofreció construir una cola de ramas y tronquitos al pequeño dinosaurio que pronto llegaría de jugar, mamá y papá dinosaurio aceptaron muy felices y no le contaron nada a Rex, pues querían darle una sorpresota.

Al cabo de unos días, uno de esos en que Rex había regresado otra vez triste, encontró a mamá y papá dinosaurio conversando con un señor dinosaurio con sombrero y llevando consigo muchas ramas y troncos que llamó su atención.

-Rex, esto es para tí- Exclamó mamá

El dinosaurio pequeño un poco sorprendido vio una forma alargada de ramas muy bien amarradas que papá y mamá amarraron a su cintura, Rex al darse cuenta de lo que tenía, de pronto mostró una sonrisa que nunca le habían visto y sus ojos se agrandaron más de lo que ya eran. ¡Ahora si! Rex ya tenía su cola, ¡Tenía una cola!

Si lo vieras ahora; corre, salta, vuela, se revuelca y la cola sigue ahí, a veces golpea contra el piso que retumba todo, hasta sus amiguitos dinosaurios se aturden, pero después saltan de felicidad porque Rex ahora está feliz.

Es un dinosaurio con más confianza, a veces se quita su cola de ramas y sale igual a jugar, un poco que se cae, un poco que corre, pero todo bien, ha aprendido a aceptarse como es y también usar su nueva cola cuando lo necesite.

Pronto llegará el invierno, pero antes todos al lago a chapotear, en el agua Rex nada con todos y sin cola…

¡Feliz el pequeño Rex sin cola!.


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