El duende de los sueños mágicos

El duende de los sueños

Ya es de noche, y estoy listo para dormir.

Mi pijama azul, mi peluche y yo, estamos esperando a que venga el duende de los sueños, para poder cerrar los ojos de una vez.

Ahora lo veo. Ya está aquí, junto a mi cama. Es muy simpático.

-Hola Fer. Soy el duende de los sueños– me dice- y voy a contarte un cuento mágico. Pero primero tienes que dormirte.

-Duerme, duerme-susurra en mis oídos.

Pero mis ojos no se cierran.

Duerme, duerme, duerme– repite el duende.

Pero mis ojos siguen abiertos.

El duende me pregunta extrañado:

¿Por qué no puedes dormir?

Estuve comiendo chocolate porque el abuelo me invitó– le explico- ¿Será por eso que no puedo cerrar los ojos?

El duende de los sueños me sonríe. Seguramente a él también le gusta el chocolate.

Entonces usaré mi magia para que puedas dormir– dice- ¡Alakazán, alakazán duerme mi niño, duérmete ya!

El duende tuvo que repetir sus palabras mágicas muchas veces porque Fer no tenía nada de sueño. Él quería jugar y bromear cómo si fuera de día. Y estar despierto todo el tiempo.

Al final, de tanto saltar y reír con el duende, Fer cayó profundamente dormido.

El duende de los sueños se sentó y cerró un momento los ojos. Estaba muy cansado de hacer tanta magia. De pronto, él también se durmió de puro cansancio, y olvidó visitar a los demás niños del barrio. ¿Habrá tenido sueños felices?

Aquella noche ningún otro niño se quedó dormido, y se pasaron todo el tiempo jugando.

¡Vamos duende de los sueños, despierta de una vez!

https://youtu.be/XdMpTy8WurQ

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