la jirafa enrollada

La jirafa enrollada

Rafa la jirafa se encontraba paseando en la llanura del África aquel atardecer cerca de hipopótamos y cebras que comían los pocos pastos que encontraban, como sabes, allá en el África llueve muy poco y el sol todos los días acompaña a nuestros amigos.

Así Rafa se encontró con un árbol muy alto donde había muchas flores que llamaron su atención, al acercarse quedó sorprendida por sus colores, se comió algunas que tenían un buen sabor, nuestra jirafa era tan alta que pudo llegar al árbol frondoso que llamaba su atención.

Al poco rato, mientras seguía comiendo las hojas y las flores, vio más allá una flor más grande de otro color, esta le dio más curiosidad, así que estiró más su cuello y pasó entre unos troncos y luego entre unas ramas, hacia abajo y después arriba, al costado y listo llegó a la nueva flor que comió con mucho sabor.

Ya casi satisfecha, encontró más arriba del árbol otra flor que tenía unos frutos muy apetitosos, nuestra jirafa llena de más curiosidad, decidió subir estirando un poco más su cuello que era tan largo como una escalera. Así subió hacia arriba y al costado, unas ramas, medio tronco y llegó otra vez; un fruto muy rico que terminó de comer.

¡Listo! muy satisfecha al fin, debía de salir del árbol para irse a descansar…

-¡Oh! mi cuello se atascó, no puedo salir- dijo muy preocupada Rafa la jirafa y todos los que estaban alrededor se sorprendieron; de tanto estirar su largo cuello, quedó atrapada entre ramas y troncos… ¿Ahora? ¿Cómo haría para salir?…

Fue toda una tarde para pensar, los monos del árbol trataban de dirigir la salida del cuello, por aquí y por allá, las cebras e hipopótamos desde el piso miraban si todo estaba bien; después de varias horas nuestra jirafa pudo salir del árbol y todos festejaron pero también empezaron a reír…

¡Enrollada! Sí, el cuello de Rafa la jirafa había quedado enrollada, en medio de su largo cuello había un nudo gigante y ahora era más pequeña porque no tenía todo su cuello estirado, parece que un mal cálculo al salir del árbol hizo que nuestra jirafa quede así.

-¡Calma!- dijo el mono sabio que vivía en la punta del árbol, él había estado observando todo desde muy temprano…-Ve al lago a darte un chapuzón, sumerge tu cabeza y cuello y verás que fácilmente desatará el nudo de tu cuello- dijo el sabio, lo dijo con tanta seguridad que de seguro ya había pasado antes con todas la jirafas curiosas.

Después de zambullirse en el agua del lago, nuestra amiga la jirafa pudo desenredar el nudo de su cuello, esa tarde todos ayudaron y ella aliviada pudo también divertirse y refrescarse con todos allá por la llanura africana.


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