-¿Qué estrellita deseas ser?- Preguntó mamá, un día que jugábamos en casa
-¿La que está con lentes, que es muy estudiosa y le gusta leer?
-O ¿Aquella que tiene pinceles, acuarelas y no para de pintar muchos colores?-
-Quizá ¿Una con tutú, que salta, baila y da muchas vueltas alrededor?-
Y así vimos muchas estrellitas en el cielo, cada una era muy especial, unas tenían hojas y flores, otras lápices y hasta un maletín de doctor
-¡Quiero ser todas! – exclamé
-Mmmmmmm – Pensó mamá
-Muy bien, todos los días vamos a pedir a cada estrellita que nos venga a acompañar, a jugar y enseñar, porque tienes mucho por aprender-
Desde ese día siempre viene una estrellita, entra revoloteando por mi ventana y lanzando muchas lucecitas; lista para jugar y divertirnos junto a mamá.
Un día llegó una estrellita muy triste porque perdió su micrófono y ya no podía cantar, le presté uno que tenía entre mis juguetes y ¡Qué felicidad!; Estrellita Cantante empezó a saltar y cantar las mejores canciones junto a los aplausos y brincos que dimos en medios de luces y color.
Uff ¡Qué día el de hoy!
-Vamos mamá, vamos al techo a invitar a una estrellita otra vez-
-Mmmmmmm… Está bien, pero esta vez yo invitaré a Estrellita Lectora, para que nos enseñe a leer-.
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