Fernanda estaba feliz armando un rompecabezas en el centro de su cuarto mientras todos los juguetes que estaban alrededor de ella miraban con mucha atención cómo buscaba ficha por ficha y festejaban en silencio cuando encontraba una que era la correcta, ¡Qué rompecabezotas!
Había casi terminado de armar su rompecabezas pero ¡Oh sorpresa!, faltaba la última pieza del rompecabezas, Fernanda empezó a buscar por los lados a ver si los encontraba y nada, no aparecía por ningún lado.
Triste se sentó mirando su rompecabezas incompleto y mirando la figura que le falta terminar de armar.
Fue cuando su oso de peluche, sin darse cuenta Fernanda y en silencio, se levantó y alzó sus manitas para indicar con señas a todos sus amigos juguetes que empezaran a buscar por todos los rincones la pieza que faltaba.
Todos se movían buscando debajo de la cama, en los anaqueles, dentro del armario la linterna de juguete saltaba con su luz prendida; las muñecas corrían de un lado a otro buscando por todo lugar hasta que la ovejita la encontró a un costado del mueble donde siempre Fernanda se sentaba a jugar con sus muñecas… ¡Qué felicidad! habían encontrado la última pieza, todos festejaron a la ovejita.
El osito se acercó lentamente y sin hacer ruido y dejó la pieza de rompecabezas a lado de Fernanda y volvió rápidamente a su lugar. Fernanda volteó resignada pero grande fue su sonrisa cuando vio la pieza que le faltaba, con mucha alegría la tomó y colocó finalmente la pieza en su rompecabezas armando la figura que esperaba, corrío hacia la sala gritando ¡Mami, mami terminé mi rompecabezas!
Todos sus juguetes se alegraron con ella mientras miraba a sus amigos dijo -¡Qué rompecabezotas el de hoy!- y todos rieron en el cuarto de juguetes.
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Excelente