El dragon de las nubes que vuela alto

El dragón de las nubes

Mientras iba volando en mi avioncito para visitar a los abuelos en Madrid, me divertía con todas las nubes blancas a mi alrededor. Eran unos copos de azúcar que formaban figuras graciosas, unas parecían unos helados, otras un rebaño de ovejas con mucha lana blanca esponjosa.

De tanto volar y volar pasé detrás de una nube inmensa donde una silueta extraña se movía. Cerré mis ojos una y otra vez, por si no era una ilusión, no era ilusión, era un dragón.

Un dragón que bailaba, saltaba y rebotaba sobre las nubes. El me dijo que vivía por aquí, las nubes eran su cama, las nubes le daban con el sol el calor que necesitaba

¿Y qué haces por aquí?
El dragón me cuenta que desde hace mucho que está por aquí no se cansa nunca, y cuando llega la noche, en las nubes se echa a dormir. A veces vuela a una isla cercana a comer un poco y bañarse en la orilla

¿Por qué antes de llover, en el cielo hay nubes negras?, pregunto por curiosidad
el dragón sonríe y me dice que son travesuras de él, que con su fuego las calienta tanto que se chamuscan hasta volverse oscuras y se ponen a llover.

Por eso, cada vez que veas oscuras negras en el cielo, es el dragón que está jugando con ellas y avisa que las lluvias ya llegarán.


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