Mi cepillo parece una nave espacial, hay una nube blanca que está encima de ella, unas líneas de colores que parecen pistas de aterrizaje, todo parece una masa que poco a poco van cepillando mis dientes.
Todos blancos, unos al fondo para mascar y otros para sonreír; mis dientes se lavan con el cepillo, al lado mi lengua parece un monstruo de cola larga que se mueve por todo lado que al sentir el sabor de la pasta blanca se revuelve como si quisiera escapar de ese sabor.
Mis dientes parecen disfrutar mas, se sienten mas frescos, lavados y sin cositas de comida, parecen astronautas dentro de una cueva, todos en fila para marchar.
Después de cepillar varias veces es hora de enjuagar, ahora si, ahí viene la catarata de agua fría, mi lengua mas feliz por que al fin se irá ese sabor que la pone irritada y mis dientes brillosos y limpios.
Creo que hicimos un buen trabajo hoy con mi nave cepillo, mas tarde toca otra vez.
Papá, desde hoy…
Yo solo, yo solito… me lavo mis dientes con mi nave de aventuras, el cepillo y su nube blanca.
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Es bien bonito este cuento.
Excelente